sábado, 28 de febrero de 2009

Modelo, de Lars Saabye

Existen libros que te elevan la moral, lecturas a medianoche llenas de suspense, autores que llegan a transmitir su esperanza en el mundo; este libro no es uno de ellos. La prosa sencilla de Lars Saabye nos transmite, sin dramatismos aparentes, la poca humanidad de la que la humanidad adolece. La negatividad que rezuma de sus páginas no altera al lector, sino que lo sume en un estado de triste indolencia.
La trama está muy bien encauzada, aunque los personajes llegan a perder credibilidad. Algunos escenarios son maniqueos, pero extremadamente emotivos.
Lo que menos me gustó de este libro fue un final brusco e inesperado, casi sujetado por alfileres, pero que con todo tiene su razón de ser aportando algo al ambiente de impotencia que caracteriza la obra.

Sinopsis
Un hombre desesperado acude, como último recurso, a un médico de dudosa reputación. El famoso pintor Peter Wihl pronto quedará ciego. ¿Hasta dónde estará dispuesto a llegar para salvar su arte, que le prodiga una vida casi perfecta?
Pronto descubrirá que para ganar algo, algo se pierde (o alguien lo pierde). Como bien dice el médico, "la contabilidad moral sigue intacta", pues para recuperar la vista, Peter debe cerrar sus ojos.

martes, 24 de febrero de 2009

Muerte entre poetas

No sé qué criterio se utiliza para seleccionar los premios Planeta, no puedo opinar sobre el primer premio, pero sí sobre el texto finalista que he terminado con mucha dificultad. Ya he comentado en otra ocasión que no estoy muy segura de que se deban hacer críticas negativas acerca de un libro, mas aún cuando desde estas páginas se pretende animar a la lectura a aquellas personas que se acercan por aquí, ni mucho menos pretendo impedir que alguna persona deje de leer este libro. Solo se trata de una opinion personal, quizás el motivo sea el libro anterior, o quizas no descansar entre uno y otro o llevar varios a la vez, lo cierto es que me ha decepcionado, me ha aburrido, he tenido que hacer un verdadero esfuerzo por acabarlo y creo que es incluso insultante que se pretenda hacer una extraña comparacion con Agatha Christie.

Sinopsis

Lo que debía ser un encuentro ritual entre prestigiosos miembros de las letras nacionales se convierte en algo turbador al aparecer asesinado de una puñalada en el corazón uno de los poetas participantes. Nacho Arán, poeta y meteorólogo, llega al congreso poco después de que se haya producido el crimen, por lo que está libre de sospecha y podrá dedicarse a husmear entre el resto de los asistentes. Pronto descubrirá que casi todos ellos tienen algo contra el muerto, y se dará cuenta de que el refinamiento intelectual y la supuesta sofisticación de la cultura no sirven como vacuna contra el mal y las pasiones violentas, contra el odio y el deseo de venganza...


El argumento comienza con buen aspecto, original, pero su desarrollo empieza a flaquear casi desde el principio. Toda la trama se desarrolla en un escenario "cerrado", así que es evidente – porque no hay referencias que permitan jugar al lector- que el asesino – además de ser poeta- se encuentra entre ellos - malo malísimo-. Ángela Vallvey ha profundizado demasiado con los personajes, dedica 20 páginas más o menos para que cada personaje nos cuente su " mala relación" con el finado. El desenlace es muy precipitado, aunque a esa altura de la historia ya te da igual. En fin tengo que reconocer que es un libro totalmente prescindible -aunque todo esto solo es una opinión personal- .

domingo, 15 de febrero de 2009

Miguel Barceló: Obra africana

No me interesa Barceló, me interesa su obra. No creo en absoluto que sea un genio, pero su obra me parece genial, aunque no se libra de ser una obra de tanteos y de ser abusiva y repetida, tanto como para no eliminar los bodrios -todo vale- que a veces -pocas, pero haylos- se cuelan en medio de una obra espontánea y serena que sale de la tierra misma como los dibujos que la lluvia deja sobre las paredes de las casas.
La primera impresión es esa: las pinturas al agua caen sobre el papel como cae la lluvia, con una mano de pintor nada racionalista (manchas, chorreones, descubrimientos de efectos inesperados...), las texturas y colores proceden del limo, de las arenas, de las fibras vegetales: tópico de regreso a los orígenes que Barceló se empeña en resucitar con cuadros donde se mezcla un dibujo rural y una pintura primitiva.
La continua sensación de que los cuadros son pruebas con felices hallazos se confirma en efectos de realismo y surrealismo repetidos después del eureka. Frecuenta las superfices blancas en que las figuras iluminadas a ras proyectan alargadas sombras, en una prolongación de Chirico.
Los motivos rurales africanos (África es más de lo que muestra Barceló) se repiten en secuencias: mujeres de hermosos culos y vestidos coloristas, cráneos de animales (entre ellos, el hombre), cadáveres de animales dispuestos sacrificialmente para la comida ritual, retratos, paisajes, naturaleza, y muerte. El universo del conocido Barceló en estado no puro, pero sí africano. Los cuadros denotan la experimentación (pintura de pruebas) con materiales naturales (y no tanto, como se puede ver en el satinado de ciertos relieves). Los formatos son cada vez más grandes y la exposición deriva en la cantidad (no siempre en la calidad). A dibujos de colorido inquietante y clásico a partes iguales, siguen cuadros de un solo motivo repetido producto de un hallazgo imposible de eliminar de la exposición por ser de quien es. ¡Qué difícil es separar al autor de su obra! Dios nos libre de lo pintores, de su narcisismo y sus obsesiones, porque por una obra buena nos colarán dos malas. Ellos, que como Barceló intentan hacerse los interesantes, ni siquiera saben lo que pintan y cuando lo saben, resultan pedantes críticos de sí mismos, los pobres.
La obra pictórica y artística de Barceló se adorna -queda bien- con obras escritas -no necesariamente literarias- en las que la lectura rápida no se hace pesada para ser de un pintor. Cuadernos de África, por ejemplo, es una de sus obras escritas en la que cuenta a la manera de un diario, los avatares cotidianos de un pintor, desde la compra a la ventana estropeada, pasando por las pruebas de materiales y los viajes a las metrópolis de este visionario colonial. En el libro, gusta la continua alusión a otros libros y autores de lo más selecto y culto, con lo que Barceló intenta crear su imagen de Narciso intelectual con causa (debo decir que entre mis posesiones bibliográficas más precidas se encuentra la edición de la Divina Comedia ilustrada por él).
La exposición que comento es una recopilación de parte de la obra producida en Mali o después de su recuerdo entre los años 80 y 2000 (hay cuadros hasta de 2006, según vi) y se presentó en el CAC de Málaga después de haber sido expuesta en Dublín. Se trata de una antología pictórica excepcional procedente de museos y colecciones privadas que incluye esculturas, cerámicas, cuadernos y obra en papel.
La exposición concluye hoy mismo -no te des prisas en vistarla- sin que sepamos su próximo destino -si lo tuviera-. La sala, un antiguo mercado, dispone de un espacio casi totalmente diáfano de una altura, iluminación y distribución magníficas. Ha sido la primera exposición que he visitado en este sitio y espero visitarlo más a menudo.
Ojalá Córdoba contara con un espacio similar y no nos tuviéramos que conformar con las salas de exposiciones museísticas de Cajasur -una de las peores salas del mundo y vergüenza ratera de una institución que pretende trabajar por Córdoba, un Monte de Piedad que se quedó en Colina- o con otras salas, buenas como la de Vimcorsa, pero que no poseen ni las dimensiones ni la envergadura para alojar exposiciones como la de Barceló, una obra sin duda de una altura cultural excepcional.

viernes, 6 de febrero de 2009

Varekai de Cirque du soleil



Varekai es un antiguo espectáculo de Cirque du soleil actualmente de gira por España y al que asistí esta semana en Sevilla. El título es una palabra caló que hace alusión a la vida nómada. El espectáculo parte del mito de Ícaro, muy propio para un circo aéreo como este. El protagonista narrativo cae en un bosque que tiene también madrigueras subterráneas y comienza una lucha por el dominio del aire, de la tierra, el agua y el fuego (la luz). Sin embargo, el hilo narrativo es poco más que un hilo que da cobertura a un espectáculo seriado de impresionante factura.

Cirque du soleil es un circo. Conviene decirlo porque a pesar de sus preciosismos, el espectáculo es completamente circense, aunque haya sido despojado de toda la variedad animal -no hay fieras naturales-: tiene payasos, malabares, acróbatas, contorsionistas, trapecistas... Su preciosismo -siempre rondando lo cursi casi sin tocarlo- impresiona en este espectáculo en el que un bailarín paralítico demuestra la belleza suma de la atrofia muscular dando una lección de movimientos sobre muletas. Definitivamente hay que replantearse qué es bailar bien cuando se ve este tipo de hermosísimas evoluciones que rompen estereotipos.

Para ser históricos diríamos que Cirque du soleil representa el aburguesamiento del circo, limpiado de todo popularismo -salvo las palomitas-. El espectáculo se maquilla de tal forma que tiene su zona vip (tapis rouge), hasta champán en el bar y una tienda de precios insoportables (mochila de plástico 55 €, de cuero 150 €; bufanda, 30 €, bolsa mínima de patatas fritas y aire envasado 2,5 €).

El espectáculo, sin embargo, aun producido para carpa, tiene el lastre de la pared con decorado trasero; en este caso una estructura tubular, con fijación única en el suelo que sirve de mástil para los actores y de soporte para una pasarela que cruza la carpa por el techado hasta el cénit donde se localiza uno de los puntos de aparición. Así los bailarines cuentan con tres puntos de llegada: los propios vomitorios del público, el acceso desde el decorado trasero, y el punto cenital de la carpa, origen de las apariciones más fantásticas y aéreas.

La historia basada en un bosque generador condiciona un vestuario magnífico con pocas concesiones al brillo en formas que recrean volúmenes animales y vegetales y en colores planos enriquecidos con gradientes -nunca faltan en circo y variedades- que a pesar de todo no limitan nunca con lo hortera, evidenciando un exquisito gusto y un conocimiento riguroso del contraste cromático, respetado hasta en las combinaciones más abundantes. Faunos y otros motivos mitológicos dan un aire clásico a un montaje artístico con numerosos motivos vegetales y florales (pétalos, rizomas, nervaduras, ramas, hojas...), que encuentran su contrapunto en modelos mecánicos y neoclásicos que representan la antítesis del blanco y el negro en medio de un verdadero arco iris de vestimenta y maquillaje armonizado con auténtico dominio profesional. Las frecuentes luminarias y claroscuros completaban un derroche de colorido y luz cuyo control absoluto sorprende.

Este control del color, de la complejidad artística visual, sorprende igualmente en otros aspectos: el dominio del tempo, de los medios mecánicos, de la sincronía, del sonido... Es un circo artístico tanto como matemático en el que sin ser mecánicos no se encuentra ningún movimiento dejado al azar, a la espontaneidad. Salvo los mozos ocultos (vestidos de negro en los pasillos o en los andamios), los que actúan de mozos sobre la pista, incluso medio fuera de la vista del público se comportan como parte del espectáculo. Posan como decorados mientras actúan sus compañeros y están al salto de un incidente. Hasta el despliegue de una colchoneta ocurre con su pose artística y danzada. Los errores ni se ven. Apenas un figurante moviéndose con desgana -supongo que después de haber hecho lo mismo varios años-, una luz asimétricamente despistada sobre una simetría total de bailarines y vestuario, un exceso de zonas ciegas para una grada circular...Pocas imperfecciones para un espectáculo que roza la excelencia en su estilo.

La música, con apoyo en directo, sinfónica, melodiosa, étnica, subraya el movimiento y recrea en los cantantes una especie de narradores presentes que unen los visual a lo literario poniendo voz a los movimientos.

¿Se me olvida algo? Claro, he ahí la grandeza y miseria de un espectáculo tan emotivo como técnico: hacerte olvidar que estás en un circo. La "fermosa cobertura" impide a veces valorar la pericia de profesionales del circo que se juegan la integridad y el trabajo en peripecias increibles que ya no sorprenden a nadie pero que siguen siendo valor humano: saltos mortales, rizos de rizos, velocidad, fuerza, cuerpos, tesón, armonía y gracia. Y sobre todo, el dominio del aire en el que Cirque du soleil ha puesto siempre su énfasis, como estas cintas aéreas que podéis ver en el vídeo siguiente y que resumen la estética y la ética de un circo matemáticamente hermoso.